Ayer sentado en la penúltima banca del lado derecho de la Iglesia y a la espera que iniciará la misa mayor de las fiestas patronales, mis recuerdos viajaron por el tiempo en aras de descubrir ese momento cuando iniciaba mi devoción por Santo Tomás; y llegue rápidamente a la conclusión que fue un sentimiento heredado de mi familia, en el cual se transmitió el respeto y admiración por la vida del santo, el cual recuerdo en esos momentos de reflexión y orientación por mi tía abuela de la importancia de la fé y la referencia de vida de algunos personajes de la vida religiosa.
Como pueden sospechar provengo de una familia practicante de la religión católica, en la cual me inculcaron de manera reflexiva los asuntos de fé, y eso indiscutiblemente naciendo en Villanueva implicaba una devoción a Santo Tomás y la Virgen de La Candelaria, así como al Sagrado Corazón de Jesús; y sería precisamente en un día del Sagrado Corazón cuando inicie una de las buenas experiencia de mi vida, ser monaguillo en los tiempos del Padre Berna.
Pero en ese viaje de los recuerdos, pense porque las fiestas de Santo Tomás tiene un aspecto de alegría en mi infancia, y precise que cada 18 de septiembre me tenían una muda de ropa, lo que significaba que estrenaba ropa para ir a la misa y la procesión, lo cual era un elemento motivador cuando niño, y que de manera singular promovió la espera con ansia de las patronales.
Pero la costumbre de tener una muda de ropa para estrenar se ha mantenido en el tiempo, pero casualmente este año se rompió la tradición, pues en cierto modo la pandemia ha permitido entender que existen aspectos prioritarios basados en el ser, pues lo material al final es eso, algo material que se queda en la dimensión terrenal.
Y entonces una voz suena en los parlantes de la iglesia, diciendo 3,2,1 inicia la transmisión por Telecaribe, tomé conciencia de la eucaristía y activo mis sentidos en cada uno de los momentos de la misa, pero fue en la prédica del sacerdote delegado por el señor Obispo, cuando escuche el mejor relato de la vida y obra de Santo Tomás de Villanueva, y cómo cumplió su misión de enviado de Dios a favor de los menos favorecidos en un contexto particular de la humanidad.
Al terminar de escuchar tan acertada prédica, llena de historia, humanismo y religiosidad reafirme que a Santo Tomás lo que menos le importaría sería una muda de ropa para estrenar, pues su vida se basó en la humildad y sencillez, lo cual implicó que fuera valorado como el arzobispo de los pobres. En tal sentido la devoción a Santo Tomás debe estar enmarcada en sus méritos como persona o simplemente por sus hechos que lo convierten en un ejemplo o modelo a seguir, en este caso sus devotos sólo nos queda seguir su modelo de vida.
Cuando salí de la iglesia manifesté a una amiga y colaboradora del templo, la gran prédica escuchada y solicite en nombre de los Villanueveros le diera los agradecimientos al sacerdote, por permitirnos conocer la esencia de Santo Tomás y contextualizar su obra en el presente. Esperando que todos los políticos asistentes y ubicados en primera línea captarán el legado de Santo Tomás "La Limosna no sólo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuera posible"; lo cual se traduce en la obligación de los gobernantes de establecer estrategias donde las personas aprendan a pescar para desarrollar su vida con dignidad.
Fabián Molina Martínez
El Emblemático
19 de Septiembre de 2021
Aquí estoy como siempre deleitandome con tus escritos fabi.... tienes un maravilloso Don...
Muchas personas han en su larga edad han podido tener claro la importancia de la humanidad,amor pero sobre todo tener claro como líderes gubernamentales que el pueblo y la calidad de vida es us responsabilidad
Buenos días Molina como amanecen bendiciones para todos Felicitaciones Estos escritos suyos van de reflexión en reflexión Pero como dice una canción Las costumbres han cambiado