Muchos son los debates que existen sobre la forma de la educación actual, algunos señalan que los profesores han perdido autoridad para corregir a los estudiantes, otros por el contrario dicen que educar en la libertad es la mejor forma de impulsar al ser humano, logrando que los niños y los adolescentes desarrollen lo que se denomina el libre albedrío; que no es otra cosa que la capacidad de optar entre distintas opciones o alternativas que nos presenta la vida.
Dicho la anterior, creo que la tarea de los profesores tanto antes como ahora ha sido compleja, cada momento de la humanidad ha marcado las formas, comportamientos y dinámica de la educación, por tanto los profesores deben ir un paso adelante a las tendencias propias de la humanidad, por ejemplo hoy no se concibe un profesor que no maneje los elementos de la ofimática o que se encuentre en la cultura de la transformación digital.
Supongo yo, que algunas de mis profesoras de pre-escolar y primaria pasaron del tablero verde y la tiza de mi época, a las clases por zoom, meet o teams; lo cual es un salto cualitativo por no decir que un salto al vacío, de esos que la vida nos genera ante los cambios. Y si algo debo reconocer y valorar en los docentes es su capacidad de adaptarse no sólo a los cambios tecnológicos sino a las transformaciones comportamentales de los estudiantes en cada generación.
Quienes son discípulos del Profesor Rafael Antonio Amaya o anteriores a mi generación, o incluso contemporáneos conmigo, estarán de acuerdo que nos tocó una educación basada en el respeto absoluto por el profesor o docente, era casi comparable con la figura de nuestros padres, un referente de vida y un ser respetable. Tan así que en mis recuerdos de vida están presentes la Señora Tomasita Dangond (En el Mamón), Titina Sierra y Leo Bruges (En la escuelita amarilla en la calle 8), y como no recordar a Mery Baquero, Emilio Sarmiento, Mary Dangond (QEPD) e Ursulina Ortiz (La Chula) de mi época en el Colegio Santo Tomas.
Cada uno de ellos y otros profesores que la memoria hoy no me permite recordar con exactitud sus nombres aportaron en quien soy actualmente; su labor estuvo enmarcada en su vocación de docente de guiar cada paso, de hecho creo que se ocupaban más de formarnos como seres humanos íntegros, que en la adquisición de conocimiento; aunque obviamente se iba al colegio aprender.
La metodología usada en la época y que hoy mínimo sería demandado por una acción de tutela; se basaba en esa popular filosofía que reza: "La letra con sangre entra", y en aras de salvaguardar el buen nombre de mi querida docente, de quien estoy seguro basaba su metodología en el amor, aunque alguien pudiera no pensarlo así, les diré que dos veces a la semana acostumbraba a llamar a los estudiantes al frente a preguntar las famosas tablas de multiplicar, y les tengo que confesar que cuando escuchaba mi nombre, una gota fría me baja por la espalda, pues salía en escena una curiosa regla llamada la Pechichona.
La Pechichona no era la tipica regla de madera de medio centimetro de grosor, está era un soporte recto de madera de un grosor considerable (aproximadamente dos centímetros) y una terminación en circulo, que simulaba una chupeta gigante, la cual indudablemente hacía todo lo contrario a su sarcástico nombre; ya se imaginarán lo que sucedía al fallar 8 por 4.
Curiosos métodos y seguro ustedes tendrán experiencias similares a la anterior, pero en mi caso debo señalar que ellos generaron en mí: disciplina, compromiso y respeto por lo que iba a decir; de ahí creo viene mi postura de no hablar por hablar!!!.
Pero un día, entendí que todo cambio y que algunos profesores fueron perdiendo esa figura de personas respetadas y valoradas; cuando una querida docente y mamá de dos grandes amigas me contó que había solicitado su pensión y retiro adelantado, cuando una estudiante ante un llamado de atención, le dijo "profesora usted callese, que lo que esta es falta de M....."; ese día entendí que el declive de la sociedad había iniciado; y eso que he sido irreverente por esencia, pero la falta de respeto es una delgada línea que muestra porque somos la sociedad que somos!!!.
Desde estas líneas sólo me queda felicitar a las personas que asumen esa tarea de construir ciudadanía en entornos complejos y adversos, los cuales se basan en modelos o estereotipos de vidas orientadas por el facilismo o el vacío del mundo contemporánea. Dura misión señores profesores en la época de la inmediates.
Fabián Molina Martínez
El Emblemático
05 de Septiembre de 2021.
Excelente escrito, esa es una realidad q estamos viviendo 👍
Buenos días, gracias profesor Fabián, por transpórtame A esos tiempos donde el docente se le merecía respecto diría admiración, Yo inicie mi mundo educativo a los 9 años y pude contar con docente que siempre me decía se estudia para la vida y la vida para sociedad. Hoy le doy gracias al "Cacha Acosta "y al ya fallecido Alfonzo Díaz ( El Profe Poncho), quienes colocaron en mi bases solidas. luego llego a estudiar a la universidad de La Guajira después de haber hecho una carrera universitaria, decido estudiara Trabajo Social, fue hay cuando tuve la fortuna de vida de encontrar a dos ilustre maestros que marcaron mi vida académica, social, laboral. dos Villanueveros. Marieth Orcasita y Fabián Molina. Grac…
¡Excelente!
Recuerdos para nunca olvidar.
Excelente reflexión, que es importante analizar .
Tan acertado como siempre..... mi amigo fabian Molina